febrero 17, 2016

Es un placer inmenso compartir con la gente mi sensación en esos cuatro días maravillosos. Ha sido y está siendo un regalo, un regalo que me supe dar cuándo lo necesitaba.

Siempre lo describo como un arco-iris. Cuando llegué, sin saber muy bien ¡qué hacía allí! me sentía gris, con el alma contaminada, por lo visto (me dijo alguno de mis maravillosos compañeros) empecé a tener luz ya al día siguiente y me fui sintiéndome arco-iris.

Todo esto fue posible primero por mi apertura, dejé los miedos, tabús, inhibiciones, en la primera ronda y me entregué por completo al gran corazón que sentí, de KATIA, un corazón lleno de amor, luz que radia sólo buena energía (no podía estar en malas manos) y después en la vivencia con mis compañeros que creo que todos hicimos lo mismo, abrirnos para dar y recibir.

Ha sido y seguirá siendo un regalo hermoso que me ayuda en mi día a día una vez fuera de ese paraíso. Fueron cuatro días de magia, amor, consciencia, creatividad, descubrimiento, que estoy deseando volver a repetir. Gracias a Katia y todos los que me regalasteis vuestro tiempo y amor.